Érase una vez una pequeña sirena llamada Marigold. Era la más pequeña y valiente de su familia, siempre deseosa de explorar nuevos lugares en el océano.
Un día, mientras nadaba por el profundo mar azul, vio algo extraño flotando en la distancia. Al nadar cada vez más cerca, Marigold se dio cuenta de que no era una sola cosa, sino muchas: ¡una isla entera hecha de plástico! Parecía que alguien había dejado toda su basura sin pensar en quién podría verse afectado por ella.
Marigold nadó con precaución hacia la isla y pronto descubrió que todo tipo de criaturas marinas se enredaban en los restos de plástico o intentaban comérselos. Desde los peces hasta las ballenas luchaban contra esta barrera artificial que les separaba de su hábitat natural. La visión llenó a Marigold de tristeza y rabia por la forma en que los humanos descuidados podían ser tan destructivos con su querido hogar: ¡el océano!
Decidida a ayudar a estos inocentes animales, Marigold reunió rápidamente a otros merpiés y emprendieron una misión: ¡Limpiar este terrible desastre! Trabajando como un gran equipo, consiguieron eliminar cada trozo de plástico de la isla hasta que no quedó ni una mota.
Con la nueva esperanza de un futuro mejor, libre de la contaminación humana, nuestra pequeña heroína se despidió con una sonrisa de felicidad, sabiendo que había hecho todo lo que estaba en su mano para salvar a sus amigos que viven bajo el mar. Gracias al heroico esfuerzo de la Diminuta Sirena, todo el mundo puede volver a disfrutar de la paz en las bellas profundidades de nuestros maravillosos océanos…
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