Érase una vez, en un bosque lejano, una liebre blanca que era muy lista y traviesa. Le gustaba gastar bromas a los demás animales que vivían en el bosque. Un día, decidió divertirse con unos cocodrilos que vivían cerca.
La liebre ideó un elaborado plan: les diría a los cocodrilos que había un enorme pez en el río esperando a que lo cogieran. Los cocodrilos se entusiasmaron tanto con esta noticia que todos corrieron hacia el río de inmediato.
Pero cuando llegaron a la orilla del río, se dieron cuenta de que no había ningún pez gigante: no había sido más que un truco de la astuta liebre. Los cocodrilos se pusieron furiosos y volvieron a la carga en busca de él. Pero en lugar de huir de ellos como siempre, esta vez se quedó quieto y esperó a que llegaran.
Cuando le alcanzaron, le preguntaron por qué les había engañado y le dijeron que si volvía a hacer algo así, ¡habría consecuencias! La liebre se dio cuenta de su error y prometió no volver a mentir ni a engañar a nadie; desde entonces, la honestidad se convirtió en uno de sus valores más importantes.
La moraleja de nuestra historia es sencilla: mentir puede sacarte de apuros en determinadas situaciones, pero al final esas mentiras volverán a perseguirte; ¡ser honesto es siempre mejor que decir mentiras o engañar a otra persona!
Deja una respuesta