Érase una vez, en un pequeño reino muy lejano, doce apuestos príncipes y su cariñosa hermana. La familia estaba muy unida y los hermanos tenían un vínculo de amor inquebrantable.
Sin embargo, un día se produjo una tragedia cuando los hermanos fueron convertidos en cisnes por una malvada bruja. Su pobre hermana, desconsolada por la terrible noticia, decidió arriesgar su vida para salvarlos. Juró que, pasara lo que pasara, haría lo que fuera para volver a convertirlos en humanos.
La joven partió en su búsqueda con determinación y valor en su corazón, pero pronto se encontró con muchos obstáculos en el camino. Su primer reto fue encontrar el lugar en el que la malvada bruja había escondido a sus queridos hermanos, así que empezó a buscar por todas partes cualquier señal de ellos.
Tras varios días de búsqueda sin éxito, la valiente muchacha se topó con un anciano que le habló de un lago mágico en las profundidades de un oscuro bosque que guardaba todo tipo de secretos, ¡incluso cómo romper el hechizo lanzado sobre sus hermanos! Sin embargo, le advirtió que, si quería tener éxito, necesitaría mucha fuerza y valor, porque cualquiera que se atreviera a nadar por sus profundidades no debía mirar nunca hacia atrás o estaría condenado para siempre…
A pesar de sentir miedo al principio, nuestra heroína se armó de valor y se sumergió en las profundidades del lago, decidida a no rendirse hasta liberar a sus queridos hermanos de su maldición una vez más. ¡Después de nadar entre innumerables olas hasta el anochecer, nuestro valiente héroe salió triunfante cuando cada uno de sus hermanos regresó sano y salvo como seres humanos de nuevo! Para celebrarlo, se abrazaron fuertemente con lágrimas en los rostros, ¡estando encantados de poder reunirse de nuevo como una gran familia feliz!
Y así nuestra historia termina felizmente, demostrando que incluso en tiempos de oscuridad podemos encontrar esperanza si seguimos siendo verdaderos amigos leales a pesar de todo lo que la vida nos depare.

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