Había una vez un niño llamado Bertie. Vivía con sus padres y dos gatos en una vieja casita a las afueras de la ciudad. Todos los días, su madre le pedía que hiciera tareas en la casa, como sacar la basura o barrer las hojas del jardín. Pero cada día, Bertie parecía olvidar lo que se le había pedido que hiciera.
Todas las Navidades, la madre de Bertie dejaba galletas y leche para Papá Noel en Nochebuena, cuando pasaba por su casa en su camino de entrega de regalos. Este año no fue diferente, excepto por una cosa: ¡Papá Noel se olvidó de su casa!
La mañana de Navidad, toda la familia de Bertie estaba triste porque no había llegado ningún regalo de Papá Noel. Pensaban que este año se habían olvidado de ellos. De repente, al pequeño Bertie se le ocurrió una idea: tal vez si adelantaba algunas de esas tareas descuidadas antes de que fuera demasiado tarde, Papá Noel podría acordarse de ellas.
Así que, a pesar de sentirse decepcionado por no haber recibido ningún regalo, Bertie decidió que debía empezar a hacer todas esas tareas que su madre le había pedido que hiciera todos los días, pero que él seguía olvidando. Y efectivamente… esa noche, cuando todos los demás dormían… Papá Noel volvió y entregó un montón de regalos maravillosos en su casa, ¡incluyendo también algo especial para el pequeño Bertie!
Resultó que ser responsable y ayudar a los demás puede dar grandes frutos, aunque no siempre lo parezca de inmediato. Así que, aunque al pequeño Berte todavía le cuesta recordar las cosas a veces… nunca olvida esta lección: que el cuidado y la consideración son valores importantes que tampoco debemos olvidar nunca, ¡especialmente durante las fiestas!
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