Había una vez cuatro animales amigos en el bosque. El primero era Sapo, que siempre estaba corriendo y causando problemas. El segundo era Ratita, una rata de agua a la que le encantaba nadar y jugar. El tercero era Topo, al que le gustaba quedarse dentro de su acogedora madriguera bajo el suelo. Y por último estaba Tejón, un viejo y sabio tejón que cuidaba de todos ellos.
Un día decidieron ir juntos a la aventura. Empaquetaron algunos bocadillos y se subieron al pequeño coche de Sapo para emprender el viaje. Mientras conducían se dieron cuenta de algo extraño: ¡por donde pasaban parecía que el viento había cobrado vida! ¡Soplaba entre los árboles haciéndolos crujir y susurrando secretos que sólo el viento podía conocer!
Los cuatro amigos sentían tanta curiosidad que siguieron al viento en lo más profundo del bosque, hasta que éste les condujo a un viejo sauce con largas ramas que se balanceaban en todas direcciones, como si trataran de contar su propia historia. Pero cuando Sapo trató de trepar por una de sus ramas, no pudo llegar más arriba de la mitad, porque por mucho que lo intentara volvía a resbalar hacia abajo… ¡como cuando intentas soplar burbujas con un chicle, pero nunca consigues más de dos o tres antes de reventarlas todas a la vez!
Entonces Mole ofreció una solución brillante: ¿por qué no usar una cuerda? Así que Ratita trepó con un rollo de cuerda y lo ató firmemente alrededor de una de las ramas más altas para que los cuatro amigos pudieran subir con seguridad sin resbalar de nuevo. Cuando todos llegaron sanos y salvos a la cima de este majestuoso sauce, ¿qué crees que ocurrió a continuación? Una fuerte ráfaga surgió de la nada haciendo volar hojas por todas partes como si alguien acabara de abrir un paraguas en el interior, ¡sí, debió de ser EL VIENTO EN LOS SAUCES!
Se sentaron en lo alto de este antiguo árbol y observaron con asombro cómo cada nueva ráfaga hacía surgir historias demasiado vastas para las palabras… De repente, Mole se inspiró en esta mágica escena que tenía ante sí: ¿por qué no convertimos nuestras aventuras en historias? Preguntó entusiasmado mientras señalaba sus innumerables descubrimientos a lo largo de su viaje hasta el momento… A lo que Tejón respondió «¡Ah, qué maravillosa idea, mi querido Topo, empecemos ahora mismo!»
Y así comenzó su proyecto más emocionante hasta la fecha: convertir cada momento que pasaban explorando las maravillas de la naturaleza en historias tanto grandes
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