Había una vez un reino mágico llamado Shonlandia. Los habitantes de Shonlandia eran felices y estaban contentos con sus vidas. Pero un día se difundió la noticia de que el rey Leo había muerto y el reino se había quedado sin gobernante.
Los habitantes de Shonlandia empezaron a preocuparse por quién tomaría el relevo como rey. Sin un líder, su reino podría caer en el caos. Así que enviaron mensajeros por toda la tierra para buscar un heredero al trono.
Un mensajero se adentró en un bosque muy alejado de Shonlandia. Después de caminar muchos kilómetros, se encontró con un anciano sentado junto a una hoguera frente a un antiguo castillo. El anciano le dijo que era el hijo perdido del rey Leo y legítimo heredero del trono de Shonlandia.
Todos los habitantes de la ciudad se entusiasmaron al conocer la noticia. Se prepararon durante días para que todo fuera perfecto cuando el hijo del rey Leo llegara a las puertas de su palacio. ¡El día de su llegada, las multitudes se alinearon a lo largo de las calles vitoreando, la música sonó a todo volumen en toda la ciudad y todo el mundo se vistió con colores brillantes para celebrarlo!
Por fin, después de lo que pareció una eternidad, lo vieron bajar por la calle hacia ellos montado a caballo y vistiendo hermosas túnicas reales hechas de hilo de oro y tela de terciopelo con joyas que brillaban entre cada puntada. Tenía el mismo aspecto que su padre, orgulloso y a la vez gentil, dispuesto a aceptar la responsabilidad de ser rey de Shonlandia. Todo el mundo vitoreó aún más fuerte que antes cuando su nuevo rey se acercó a ellos sonriendo alegremente a todos los rostros por los que pasaba: ¡realmente parecía que la magia llenaba esta trascendental ocasión!
El hijo del rey Leo asumió su nuevo papel de inmediato: crear leyes que garantizaran la equidad entre todos los ciudadanos y abolir cualquier forma de injusticia o tiranía dentro de sus fronteras. En poco tiempo, todo el reino lo celebró bajo una sola bandera: ¡la unidad provocada por el amor a su amado rey León! El Reino floreció gracias a la paz, la estabilidad y la prosperidad.
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