Había una vez dos momias. Eran muy diferentes entre sí, pero ambas tenían algo en común: querían mucho a sus hijos.
La Mamá Uno era una mamá trabajadora y se pasaba el día ayudando a la gente de la comunidad. Ayudaba a construir casas para los que las necesitaban, era voluntaria en el comedor social local y trabajaba duro para asegurarse de que todo el mundo tuviera suficiente comida.
Mamá Dos se quedaba en casa con sus hijos pequeños todo el día. Cocinaba deliciosas comidas para ellos cada noche y les enseñaba a leer libros cantando canciones juntos durante la hora del cuento. Todas las mañanas les ponía caras tontas o les hacía cosquillas hasta que se reían de alegría.
Las vidas de las dos mamás eran tan diferentes y a la vez tan parecidas a la hora de demostrar su amor por sus hijos; la Mamá Uno trabajaba incansablemente para ayudar a los demás, mientras que la Mamá Dos sacaba tiempo de su apretada agenda sólo para sus pequeños.
No importa qué tipo de madre tengas, si es una madre trabajadora o una madre que se queda en casa, tu madre siempre será especial porque te quiere más que a nada en este mundo. Así que, ¿por qué no te tomas hoy un tiempo para darle a tu madre un abrazo extra y decirle lo mucho que aprecias todo lo que hace?
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