Había una vez un niño aventurero e imaginativo, llamado Shaka. Le encantaba explorar el mundo que le rodeaba e inventar historias sobre él. Un día descubrió algo muy especial: ¡su propio amigo invisible, Mazi!
Desde entonces, Shaka y Mazi eran inseparables. Iban juntos a todas partes -desde jugar en el patio trasero hasta explorar el parque cercano- y compartían todas sus aventuras.
Pero un día la familia de Shaka tuvo que mudarse de casa. Fue un gran cambio para todos, pero especialmente para Shaka, ya que tendría que dejar atrás a su querido amigo Mazi… ¡o eso pensaba! Cuando llegó el día de la mudanza, para su sorpresa, Mazi anunció que también quería venir.
¡Shaka no podía creerlo! ¿Cómo podía unirse a ellos su amigo invisible? Pero, efectivamente, cuando llegaron a su nueva casa, allí estaba Mazi dispuesto a vivir más aventuras con los dos. Aunque las cosas habían cambiado drásticamente desde que llegaron a la nueva casa; con vecinos y calles diferentes a los de antes, nada podía impedir que estos dos mejores amigos volvieran a divertirse juntos.
Desde aquel fatídico día de hace muchos años, Shaka nunca ha dejado de tener a su fiel compañero a su lado, ¡no importa a dónde le lleve la vida! La historia de cómo la amistad puede sobrevivir incluso a través de las mudanzas se sigue contando hoy como testimonio de este notable vínculo entre dos amigos imaginarios que estarán para siempre unidos en el tiempo por su gran lazo de amistad y comprensión.
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