Había una vez una niña llamada Hinky Pinkie. Era muy curiosa y le encantaba resolver acertijos. Todos los días se encontraba con algo nuevo y trataba de averiguar la respuesta.
Un día, mientras caminaba por el bosque, vio algo extraño en el cielo: ¡una nube con forma de elefante! No podía creer lo que veían sus ojos, así que decidió ir a investigar más a fondo. Al acercarse, se dio cuenta de que no era una nube cualquiera: ¡estaba formada por pequeñas piezas de acertijo!
Hinky Pinkie no pudo evitar empezar a recogerlas una a una hasta que pronto tuvo suficientes piezas para cinco acertijos diferentes. Emocionada, Hinky Pinkie salió corriendo con su colección de nubes y empezó a resolver cada acertijo lo más rápido posible. Su primer acertijo decía: «¿Qué tiene cuatro patas pero no puede caminar?» Después de pensar un momento, Hinky Pinkie descubrió que la respuesta era una silla.
El siguiente acertijo decía: «¿Qué tiene siempre hambre pero nunca tiene sed?» Esta vez Hinky Pinkie tardó un poco más en pensar antes de dar con la solución correcta: ¡fuego! El tercer acertijo preguntaba: «¿Qué camina a cuatro patas por la mañana, a dos por la tarde y a tres por la noche?» De nuevo, tras pensarlo un poco, Hinky Pinkie respondió correctamente: ¡un hombre!
Para su cuarto acertijo, Hinky Pinkie tuvo que esforzarse mucho porque éste planteaba un reto mayor que el habitual: «¿qué tiene alas pero no puede volar?». Finalmente, tras una profunda contemplación y consideración, Hinky Pinky llegó a una respuesta que era correcta: ¡pollo! Por último, para su quinto acertijo sólo quedaban estas palabras: «Hinkty-pinkty ¿qué ves?» A esta pregunta sólo podía haber una respuesta: ¡yo!
Habiendo resuelto con éxito los cinco rompecabezas con facilidad, Hinky pinky se sintió orgullosa de sí misma por ser tan inteligente y confiada cuando se enfrentaba a preguntas tan difíciles. Ahora, cada vez que mires al cielo en un día soleado, puede que vuelvas a ver esas mismas nubes… que llevan sus pequeños paquetes de respuestas de acertijos llenos de diversión, listos para que alguien tenga la suerte de tropezar con ellos también
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