Érase una vez una joven valiente y aventurera. Había oído historias de tierras lejanas al este del sol y al oeste de la luna, y estaba decidida a llegar hasta allí. Así que un día recogió sus cosas y emprendió un viaje épico.
La primera parte de su viaje la llevó a través de montañas tan altas que parecían llegar hasta las nubes. Los picos estaban cubiertos de nieve, pero a pesar del frío, era hermoso. Después de muchos días de caminata a través de bosques llenos de árboles altos, finalmente llegó a la cima de la montaña más alta, donde todo lo que había alrededor era un cielo azul claro en todas las direcciones, ¡hasta donde alcanzaba la vista!
Por fin, tras semanas de viaje, nuestra intrépida aventurera llegó a un misterioso castillo al este del sol y al oeste de la luna. Se alzaba orgulloso contra un telón de fondo tan estrellado que parecían diamantes centelleando en un cielo nocturno de terciopelo. Nuestra chica llamó tres veces a su enorme puerta de madera antes de que una anciana le respondiera. La mujer invitó a nuestra heroína a entrar para cenar, que olía de maravilla: carne asada con patatas y salsa.
Después de la cena, la anciana le explicó por qué la habían traído aquí; en lo más profundo de este castillo yacía un príncipe encantado que necesitaba ser rescatado de unos malvados trolls que lo habían hechizado. Por supuesto, nuestra valiente muchacha aceptó ayudar a rescatarlo sin dudarlo; ¡cualquier cosa para demostrar que era lo suficientemente digna para semejante aventura!
Y así comenzó su búsqueda, viajando sola por oscuros túneles bajo lechos de roca hasta llegar a una gran sala subterránea llena de trolls reunidos en torno a la mesa de la sala del trono de su rey… Nuestra heroína avanzó sin miedo, gritando gritos de batalla mientras acuchillaba a cualquier troll que se atreviera a acercarse a ella con las espadas en alto para defenderse (o atacar), ¡según la situación que se presentara a continuación! Finalmente, tras derrotarlos a todos sin ayuda (¡y salir ilesa!), nuestra valiente aventurera se encontró cara a cara nada menos que con el mismísimo príncipe dormido, con los ojos cerrados por poderosas fuerzas mágicas lanzadas por esos malvados trolls…
Armada sólo de valor
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