Érase una vez, en un pequeño parque, que vivía Pako el Palomo. Era un pájaro aventurero al que le encantaba volar y explorar su entorno con sus amigos.
Un día, Pako decidió emprender su propia aventura y voló hacia el cielo. Sus amigos le vieron desaparecer en el horizonte, pero al cabo de un tiempo empezaron a preocuparse cuando no volvió.
Los demás pájaros del parque se reunieron y discutieron sobre lo que podría haberle ocurrido a su amigo. Todos habían oído historias de gatos que perseguían a los pájaros o de halcones que los arrebataban, así que todos temían que al pobre Pako le hubiera ocurrido algo malo.
Para que su amigo volviera a casa sano y salvo, decidieron formar grupos de búsqueda que recorrerían cada día distintas zonas del parque hasta encontrarlo. Cuando un grupo volvía con las manos vacías al anochecer cada noche, otro equipo tomaba el relevo para el turno de la mañana siguiente, aunque pronto se hizo evidente que, por mucho que buscaran, ¡no había señales de él en ninguna parte!
Pero finalmente, un día, al anochecer, justo cuando todos perdían la esperanza, alguien vio una forma familiar que surcaba graciosamente el cielo. ¡Era Pako! La bandada, aliviada, aplaudió con fuerza cuando nuestro pequeño héroe descendió en picado desde lo alto y aterrizó de nuevo entre ellos, ¡sano y salvo!
Tras ser recibido con las alas abiertas por sus preocupados amigos y familiares (que ahora estaban más cerca que nunca), Pako agradeció a todos sus esfuerzos de cuidado antes de acomodarse para un merecido sueño reparador dentro de su nido bajo unos arbustos cercanos…
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