Había una vez una pequeña familia de conejos que vivía en el bosque. La familia estaba formada por cuatro conejos: Mamá Conejo, Papá Conejo y sus dos hijos: Conejito y Dedos Centelleantes.
Little Bunny y Twinkle Toes siempre estaban dispuestos a vivir una aventura. Todos los días saltaban por el bosque en busca de nuevos lugares que explorar. Un día, en una de sus aventuras, tropezaron con un claro en el que estaban reunidos otros conejos.
El grupo de simpáticos conejos acogió con los brazos abiertos a Little Bunny y Twinkle Toes. Todos empezaron a charlar sobre lo que más les gustaba hacer cuando no estaban explorando la naturaleza. Algunos dijeron que cavar túneles en el suelo era lo que más les gustaba; otros disfrutaban masticando zanahorias dulces o corriendo de un lado a otro, ¡cada conejo tenía sus propias preferencias!
Cuando llegó el turno de Conejito, proclamó con orgullo que su pasión era crear cosas con las manos, ya fuera hacer esculturas con palos o tallar formas en las rocas. Se sintió muy seguro de sí mismo cuando compartió esta parte de sí con todos los demás en el prado. Aunque ninguno de ellos sabía crear arte por sí mismo como Little Bunny, ¡todos le elogiaron por tener un talento tan increíble!
Dedos Centelleantes hizo lo mismo y compartió su habilidad especial: ¡cantar canciones bajo las estrellas por la noche antes de acostarse! Le encantaba cantarse a sí misma y a otros que encontraba en sus viajes diarios por el mundo lleno de belleza de la naturaleza… ¡y estaba muy orgullosa!
Por fin, todos estos conejitos felices volvieron a casa después de pasar un tiempo juntos aprendiendo más sobre los intereses de cada uno
Deja una respuesta