Había una vez un niño pequeño en el pueblo de Sringeri Srinivas. Sus padres le habían puesto el nombre del pueblo en el que vivían, pero nunca nadie se molestó en llamarle así. Todo el mundo le llamaba simplemente «Sri».
Aunque Sri sólo tenía cuatro años, ya se sentía como un adulto, sobre todo por su pelo largo y rebelde. Le crecía tan rápido que parecía imposible que alguien pudiera seguirle el ritmo. Por eso, los padres de Sri decidieron que todos los años, el día de su cumpleaños, le cortarían el pelo.
Pero, por desgracia para el pobre Sri, las cosas no salieron como estaba previsto. Año tras año no se cortaba el pelo, ¡a pesar de sus ruegos y exigencias! Todo lo que quería era un simple corte una vez al año… ¡Pero nadie parecía dispuesto a ayudarle a domar esos mechones!
Un día, mientras paseaba por la ciudad con su madre, Sri vio algo con el rabillo del ojo: ¡una barbería! Inmediatamente corrió al interior y rogó al barbero que le ayudara: «Por favor, señor, necesito un corte de pelo una vez al año, ¿podrá hacerlo?». El barbero sonrió ante el entusiasmo del pequeño Sri y accedió a hacerle no sólo un corte de pelo… ¡sino tres gratis cada año!
A partir de entonces, cada mes antes o en su cumpleaños (¡dependiendo de lo rápido que le creciera el pelo!), Sri volvería a esta barbería especial y se transformaría en una persona totalmente nueva, ¡con unos mechones perfectamente domados! Gracias a su amabilidad y empatía con los niños pequeños como él, cada vez salía con mejor aspecto que antes 🙂
Y así terminó el Día Anual del Corte de Pelo en la Aldea Sringeri Srinivas; siempre recordándonos el optimismo incluso cuando nos enfrentamos a obstáculos aparentemente insuperables 😉
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