Érase una vez una hermosa princesa llamada Frida. Era la querida hija de un viejo Rey y una Reina que gobernaban su reino con bondad y justicia.
El Rey y la Reina habían dispuesto que Frida se casara con el Príncipe de otro reino, pero antes de que pudieran casarse, ella tenía que hacer un último viaje: atravesar la tierra en su fiel corcel, Falada.
En su camino, se encontraron con una joven llamada Gretchen que les preguntó si podía acompañarles en su viaje. La Princesa la recibió con los brazos abiertos, ya que parecía bondadosa y amable. Pero Frida no sabía que Gretchen estaba celosa de su belleza y quería aprovecharse de la situación en su propio beneficio.
Cuando llegaron a su destino, Gretchen convenció a la Princesa para que dejara descansar a Falada mientras ella se encargaba de todas las tareas relacionadas con el encuentro con el Príncipe, incluido el vestirse con finos trajes dignos de la realeza. Sin embargo, sin que Frida lo supiera, Gretchen también se había apoderado de la brida de Falada, que le daba su poder mágico de hablar.
Sin él, no podía advertir ni proteger a su amada señora de cualquier daño; en su lugar, observaba impotente cómo Gretchen engañaba a todo el mundo haciéndole creer que ELLA era realmente la Princesa. Mientras la pobre Frida miraba confundida y desesperada sintiéndose impotente ante semejante engaño… de repente ocurrió algo milagroso: ¡Falada empezó a hablar de nuevo revelando la verdadera identidad de Gretchen! Con este nuevo valor recuperado gracias a los conocimientos adquiridos por la amistad entre el hombre (o el caballo)
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