Había una vez un conejito llamado Conejo de Terciopelo. Estaba hecho de material de terciopelo, de ahí su nombre.
El Conejo de Terciopelo vivía en una gran casa con muchos otros juguetes. Todos los días saltaba de un lado a otro y jugaba con todos los juguetes. Quería ser querido por alguien, como todos los demás juguetes, pero nadie parecía fijarse en él.
Una noche, el Conejo de Terciopelo oyó unos ruidos extraños procedentes de la ventana de su habitación, así que se acercó de un salto para investigar qué podía ser. ¡Resultó que era un hada vieja que había venido de visita! El hada dijo que se llamaba Nana y le habló de cómo los conejos especiales pueden hacerse realidad si alguien los quiere de verdad.
Nana le explicó que si el Conejo de Terciopelo encontraba a alguien que le quisiera de verdad, ¡se convertiría en un conejo de verdad! También le dijo que, cuando esto ocurriera, todo su pelaje de terciopelo se volvería suave y esponjoso, ¡como el de los conejos de verdad!
El Conejo de Terciopelo no podía creer lo que acababa de oír. ¿Podría convertirse en algo real?
Decidió emprender una aventura y encontrar a alguien que le quisiera lo suficiente para que su deseo se hiciera realidad. Así, cada día, después de jugar con todos los demás juguetes de la casa, emprendía otro viaje en busca de alguien especial que le diera su amor incondicional…
Un día, mientras buscaba entre unos arbustos cercanos, se encontró con un viejo jardín lleno de hermosas flores que subía hacia una vieja casita en su centro… De repente, algo le llamó la atención: frente a él había dos niños pequeños que reían y sonreían mientras jugaban juntos cerca de unos árboles detrás de ellos…. Iban cogidos de la mano mientras corrían encantados persiguiendo las sombras de los demás -¿podrían ser estos dos niños LOS QUE HABLA NANA?
El Conejo de Terciopelo se acercó dando saltitos hacia ellos hasta que finalmente uno de ellos lo vio allí de pie.. Su corazón dio un salto cuando gritó «¡¡Mira! Un conejito!!!» antes de correr hacia él y cogerlo enseguida sin ningún tipo de miedo o duda… Al poco tiempo ambos niños estaban acurrucados a ambos lados de El Conejito – le adoraban!!!!! A partir de ese momento, El Conejo supo en su interior que ahí estaba su destino…. ¡¡¡¡Su sueño por fin se había hecho realidad: iba a convertirse en REAL!!!!

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