Érase una vez un niño ojibwe llamado Pluma Alta. Era un joven curioso y aventurero que quería explorar el mundo y todo lo que le ofrecía. Un día, se encontró frente a la casa de una anciana sabia.
La mujer recibió a Pluma Alta en su casa y le contó historias sobre las estrellas del cielo nocturno. Dijo que si uno era lo suficientemente valiente, podía pedir un deseo a la estrella más brillante del cielo y su deseo se haría realidad. Intrigado por esta idea, Pluma Alta decidió pedir su propio deseo: ¡deseó una Doncella Estelar como esposa!
La sabia mujer sonrió con conocimiento de causa ante esta petición y dijo que sabía lo que necesitaba, pero que primero debía hacer algo muy importante: averiguar dónde debía vivir: ¿en el cielo o en la Tierra? ¡Eso dependía de él!
Pluma Alta reflexionó largamente sobre esta cuestión hasta que finalmente decidió que lo mejor para ambos sería vivir juntos en la Tierra, para poder experimentar juntos todas las maravillas de la vida. Con gran emoción, Pluma Alta empezó a preparar la llegada de su amada desde los cielos.
Una noche, poco después, bajo un cielo claro y estrellado, lleno de más luces centelleantes de las que jamás había visto ningún ser mortal, una hermosa Doncella de las Estrellas descendió desde lo alto en respuesta a la petición de Pluma Alta. Juntos se quedaron mirando todas aquellas estrellas que brillaban sobre ellos como si bendijesen su unión, recordándoles a ambos que, independientemente del camino que eligiesen, la familia siempre será nuestro regalo más preciado…
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