Érase una vez una niña desagradable llamada Lucy. Siempre estaba malhumorada y nunca parecía apreciar las pequeñas cosas de la vida. A menudo se frustraba con sus amigos y familiares, haciéndoles sentir que no importaban.
Un día, Lucy encontró un viejo libro en el desván de su abuela que hablaba de un jardín secreto escondido en lo más profundo del bosque cercano a su casa. Decidida a encontrarlo, emprendió su propia aventura en el bosque.
Cuando llegó a la linde del bosque, Lucy se dio cuenta de repente de que detrás de unos arbustos cubiertos de vegetación se escondía un hermoso parche de flores y una exuberante hierba verde: ¡era el jardín secreto! En cuanto entró, algo cambió en su interior; todos los malos pensamientos empezaron a desaparecer de su mente y fueron sustituidos por la paz y la tranquilidad.
Durante días y días, Lucy exploró cada centímetro de este lugar mágico, cuidando su belleza cada mañana antes de que empezaran las clases hasta el anochecer, cuando las estrellas llenaban el cielo. En esos momentos a solas con la naturaleza, poco a poco se dio cuenta de lo importantes que son la conversación y la gratitud para apreciar de verdad lo que tenemos a nuestro alrededor, ¡aunque a primera vista no le demos mucha importancia! Con el tiempo, aprendió a cuidar no sólo de este hermoso jardín, sino también a cultivar la belleza en su interior.
Hoy en día, cuando alguien ve a Lucy no puede evitar sonreír, porque no importa lo que la vida le depare, ya sea bueno o malo, siempre está llena de optimismo, que irradia desde su interior como el sol lo hace a través de los pétalos de una flor.
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