Había una vez una hermosa princesa que vivía en un castillo junto al mar. Tenía muchos admiradores, pero ninguno era tan valiente y noble como su príncipe. Los dos compartían un vínculo inquebrantable y siempre se cuidaban mutuamente.
Un día, mientras paseaban por el bosque cercano al castillo, se toparon con la cabaña de una vieja bruja. La bruja les preguntó si podía ayudarles en algo y, cuando le dijeron que no, ¡maldijo a la princesa para que se convirtiera en un cuervo!
El príncipe se sintió desolado ante esta visión y juró hacer lo que fuera necesario para salvar a su amada princesa de su destino. Así pues, partió en busca de una forma de revertir la maldición, aunque no sabía lo que le esperaba.
Durante días, buscó por todas partes cualquier pista o indicio que pudiera llevarle de vuelta a casa con su amada princesa a salvo una vez más. Finalmente, después de mucho buscar, descubrió un viejo libro que contaba historias de criaturas mágicas que vivían en las profundidades de los bosques de todo el mundo… ¡una de esas criaturas era capaz de deshacer maldiciones como ésta!
¿La única pega? Si quería romperla antes del amanecer de mañana, ¡ni él ni nadie debía comer o beber hasta entonces! Esto parecía imposible al principio, pero pronto la gente empezó a reunirse en torno a su príncipe, ofreciéndole apoyo con paquetes de comida llenos de aperitivos para que todos pudieran mantenerse fuertes durante su viaje juntos.
A falta de unas horas para el amanecer, llegaron a la linde de otro bosque oscuro en el que, según la leyenda, residía esta criatura… y, efectivamente, en sus profundidades no sólo se encontraba lo que parecía ser una especie de bestia parecida a un dragón, sino que entre sus alas había algo parecido a una forma humana: ¡nada menos que nuestra querida princesa!
Inmediatamente todo el mundo se alegró, recogiendo rápidamente las dos partes de su cuerpo y llevándola con cuidado a través de la ciudad hacia un lugar seguro, antes de llegar finalmente a su casa momentos antes de que amaneciera sobre la línea del horizonte… y así devolver a nuestra Princesa su forma humana a salvo.
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