Había una vez una pequeña gallina llamada Henny Penny. Siempre fue curiosa y le encantaba explorar el mundo que la rodeaba. Todos los días se alejaba de casa, buscando nuevos lugares y cosas que ver.
Un día, mientras exploraba, ocurrió algo inesperado: ¡Henny Penny fue golpeada en la cabeza por una bellota que había caído de un árbol cercano! En cuanto ocurrió, la pobre Henny Penny pensó que el cielo se estaba cayendo. Inmediatamente salió corriendo en busca de ayuda.
Henny Penny corrió por todo el pueblo diciendo a todos los que veía que «¡el cielo se está cayendo!». Nadie la creyó hasta que finalmente se encontró con algunos de sus amigos animales que escucharon atentamente lo que tenía que decir. Le explicaron que a veces ocurren cosas extrañas, pero que eso no significa que el fin del mundo esté cerca: ¡sólo hay que ser lo suficientemente valiente para enfrentarse a lo que venga!
Al principio Henny Penny no estaba segura de que tuvieran razón, pero finalmente decidió confiar en ellos y juntos emprendieron el viaje de vuelta a casa, donde todo volvía a ser seguro. Por el camino hablaron de muchas cosas diferentes, como ser amables y cuidarse mutuamente, sin importar lo que se les presente o lo aterrador que pueda parecer al principio.
Finalmente, tras muchas conversaciones y risas, llegaron a la casa de Henny, donde todos se despidieron con abrazos antes de separarse en diferentes direcciones, sin olvidar nunca su amistad ni las valiosas lecciones aprendidas durante esta aventura. Y aunque a veces la vida puede ser impredecible, el peligro de los desconocidos debería ser siempre la máxima prioridad a la hora de tomar decisiones, para que todos sigamos siendo pensadores independientes y seguros que usen su mejor criterio en cada paso que den en su camino hacia la grandeza.
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