Érase una vez que vivía en el reino de Alverias una hermosa y joven princesa llamada Anastasia. Todos los que la conocían la querían, especialmente el Rey y la Reina, que estaban muy orgullosos de la belleza y la gracia de su hija.
Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio con su amigo, el príncipe Alejandro, Anastasia se topó con una vieja bruja. La bruja había oído hablar de lo hermosa que era la princesa Anastasia y quería hechizarla para que fuera tan ligera como el aire. Sin previo aviso, agitó su varita hacia Anastasia y dijo: «¡Ahora serás más ligera que el aire!».
Anastasia no tardó en descubrir que no era sólo el viento el que la elevaba, sino ella misma. No importaba lo que intentara hacer, no importaba lo mucho que intentara quedarse en tierra, nada funcionaba. Dondequiera que fuera, la gente se reía de ella por ser tan ligera; les parecía divertido, pero en el fondo hacía que Anastasia se sintiera avergonzada y triste.
El príncipe Alejandro pudo ver este sufrimiento en su amada princesa y juró encontrar la forma de romper el hechizo de una vez por todas. Buscó por todas partes hasta que una noche se topó con un viejo libro escrito por sabios magos hace muchos años que contenía instrucciones sobre cómo hacer que alguien volviera a ser pesado después de haber sido convertido en liviano por hechizos mágicos como éste. Tras estudiar detenidamente el libro, el príncipe Alejandro reunió todos los ingredientes necesarios para hacer algo pesado de la nada -cosas como varias especias de los alrededores de Alverias- y los mezcló en un cuenco encantado hasta que finalmente… ¡voilá! ¡De su interior surgió una espesa pasta mágica!
El príncipe Alejandro extendió entonces esta pasta sobre el cuerpo de la princesa Anastasio hasta que de repente… ¡volvió a ser pesada! Todo el mundo aplaudió al ver esto, porque se dieron cuenta de que si alguien podía sacar un final feliz de una situación tan desafortunada, ¡era sin duda el príncipe Alejandro! Una vez más había demostrado ser digno tanto de caballero principesco como de amigo/amante leal, demostrando que el amor puede vencer a veces incluso a la propia magia. A partir de entonces, cada vez que algo amenazara la felicidad o la confianza en sí misma de la princesa Anastasio, puedes apostar tu último dólar a que el príncipe Alejandro siempre estaría allí listo para salvar el día con su propia marca especial de valentía mágica
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