Había una vez una niña llamada Jayda. Era la niña de los ojos de sus abuelos, que la adoraban. Cada semana la llevaban de aventura o a hacer algo especial juntos.
Esta semana, la abuela tenía un trabajo muy especial: ¡hacerle a Jayda un vestido de su color favorito! Pero cuando llegó el momento de elegir la tela, Jayda empezó a dudar porque no podía decidir cuál le gustaba más. Todos los colores eran tan bonitos: rosa pálido y azul, morado intenso y rojo… ¡las opciones eran infinitas!
La abuela sonrió ante la confusión de Jayda: «Está bien, cariño, ¿por qué no eliges todos? Podemos hacer tu vestido con todos los colores del arco iris».
Jayda aplaudió entusiasmada ante esta sugerencia, ¡le encantaba esa idea más que ninguna otra! Las dos salieron de compras por la ciudad en busca de diferentes tonos de telas; el amarillo brillante de una tienda y el turquesa de otra. Cuando terminaron su viaje de compras, la abuela se puso a coser lo que se convertiría en una creación extraordinaria: Un vestido colcha de retazos confeccionado enteramente con todos los colores del arco iris. De este modo, Jayda no sólo podría llevar cada tono por separado, sino también mezclarlos en la combinación que más le gustara.
Cuando se completó, todo el mundo se quedó boquiabierto con lo impresionante que era; ¡valía su peso en oro! A partir de entonces, cada vez que alguien le preguntaba cuál era su color favorito. Jayda sonríe orgullosa sabiendo que ahora tiene todos los colores delante de ella, esperando a que se los ponga sea cual sea su estado de ánimo o la ocasión que se le presente.
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