Había una vez dos peces de colores llamados Tatters y Fred. Todos los días nadaban alrededor de su pecera, cantando canciones y comiendo copos de comida para peces.
Un día, los dos amigos decidieron emprender una aventura juntos. Habían oído historias sobre el río que corría detrás de su pecera, así que decidieron echar un vistazo. Para su sorpresa y deleite, descubrieron que la tapa de la pecera estaba suelta. En un abrir y cerrar de ojos, Tatters y Fred consiguieron escapar al río de fuera.
Al principio fue muy divertido para ambos; nadaron entre coloridos bancos de otros peces en busca de nuevos lugares que explorar. Pero pronto se dieron cuenta de que este gran mundo no estaba exento de peligros: ¡los tiburones acechaban en sus profundidades! El dúo se asustó rápidamente y empezó a nadar lo más rápido posible para alejarse de cualquier señal de problema, hasta que de repente una fuerte corriente los arrastró río abajo.
Afortunadamente para nuestra aventurera pareja de peces de colores, unos amables delfines se dieron cuenta de su situación desde lejos y se acercaron para ayudarles a volver a salvo río arriba. Por turnos, empujándose el uno al otro con sus narices como pequeños motores que se impulsan a través de túneles acuáticos, pronto Tatters y Fred volvieron a estar donde empezaron: ¡a salvo dentro de su tanque una vez más!
Aunque no era exactamente como Tatters y Fred se imaginaban acabar después de un viaje tan emocionante río abajo, les recordó a ambos de qué es capaz la verdadera amistad cuando se enfrenta al peligro: ¡la bondad siempre prevalece!
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