Érase una vez, en un pueblo lejano, tres personas muy tontas. Se les conocía como los Tres Tontos y todos los habitantes del pueblo se reían de ellos por sus tonterías.
El primero de los Tres Tontos era el señor Fuddlesworth. Tenía una obsesión por coleccionar piedras y solía llevar un gran saco lleno de ellas allá donde iba. No importaba cuántas rocas encontrara o llevara a casa, ¡su colección nunca estaba completa!
La segunda persona tonta era la Sra. Bocazas, a la que le encantaba hablar sin parar de nada y de todo durante todo el día. Su voz podía ser escuchada por todos los que estaban al alcance de su oído, por muy fuerte que fuera. ¡Volvía locos a los miembros de su familia todos los días!
Por último, estaba el Sr. Whack-a-Doodle, que siempre hacía las cosas de forma diferente a los demás, ¡aunque no tuvieran ningún sentido! Su truco más famoso consistía en caminar hacia atrás mientras cantaba canciones al revés que sólo él conocía.
Un hombre del pueblo decidió que ya era suficiente: había que hacer algo con estos tres tontos para que dejaran de enloquecer a todo el mundo con sus payasadas de una vez por todas. Así que esta valiente alma se embarcó en una búsqueda para encontrar a tres personas más tontas que él.
Su viaje le llevó por tierras cercanas y lejanas, pero, por desgracia, en todos los lugares a los que fue, sólo encontró gente más seria como él, en lugar de otros tontos como los de su país… hasta que un día su suerte cambió drásticamente al tropezar con un extraño pueblecito poblado enteramente por extraños pero adorables tontos como los de su país… ¡por fin, tras meses de búsqueda, misión cumplida!
Volvió a casa triunfante con las historias de estos nuevos amigos locamente divertidos, para deleite (y a veces horror) de sus compañeros de pueblo, que ahora se pasaban las horas riendo a carcajadas con las historias contadas sobre Los Tres Tontos…
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