Había una vez dos criaturas alienígenas llamadas Dordles. Vivían en el planeta Zepha y tenían su propia nave espacial.
Los Dordles exploraban juntos el espacio exterior, descubriendo nuevas galaxias y haciéndose amigos de las criaturas que encontraban. Pero un día se quedaron sin combustible para su nave espacial.
Sin combustible, no podían viajar a ninguna parte en su nave espacial. Los Dordles tuvieron que pensar en una forma de encontrar más combustible o, de lo contrario, arriesgarse a quedar varados en el espacio exterior para siempre.
Primero, los Dordles intentaron preguntar a otros alienígenas si sabían dónde conseguir más combustible, pero nadie parecía saber nada al respecto. Los Dordles empezaron a desanimarse cuando de repente se les ocurrió una idea: ¿y si pudiéramos fabricar nuestra propia energía?
Así que los Dordles salieron en busca de materiales que pudieran utilizarse como fuentes de energía renovables, como turbinas eólicas y paneles solares. Tras varios días de búsqueda, finalmente encontraron un lugar que vendía suministros de energía sostenible y los cargaron rápidamente en su barco.
Con suficientes suministros a bordo, los valientes alienígenas volvieron a casa con un montón de fuentes de energía verde para volver a alimentar su nave espacial. A partir de ese momento, cada vez que el dúo de aventureros se quedara sin combustible, sólo tendría que recargarlo utilizando recursos renovables en lugar de depender únicamente de los combustibles tradicionales.
Esto les enseñó una importante lección sobre el cuidado de nuestro medio ambiente buscando formas alternativas de crear energía, algo que todos deberíamos recordar también.
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