Había una vez un niño llamado Jules. Un día estaba en el colegio cuando de repente se dio cuenta de que su chaqueta había crecido. Ya no era del mismo tamaño que tenía esa misma mañana. Esto le desconcertó; ¿por qué había crecido su chaqueta?
Jules empezó a preguntarse qué podría haber causado este extraño fenómeno, y decidió investigar más a fondo. Preguntó a su profesora si sabía algo al respecto, pero lo único que le dijo fue: «Creo que lo descubrirás pronto…».
Así que Jules se puso a buscar respuestas por su cuenta. Buscó por todas partes: en la clase, fuera en el patio, pero fuera donde fuera no encontraba la respuesta a por qué su chaqueta había crecido de la noche a la mañana. Pero un día, mientras caminaba por los pasillos de su colegio, vio algo inusual: ¡una pequeña planta verde que crecía en el forro de su bolsillo!
La sacó con cuidado y la examinó detenidamente: ¡así que por eso mi chaqueta ha crecido! La misteriosa plantita debió echar raíces dentro de mi bolsillo sin que me diera cuenta, y ahora aquí está: ¡un increíble regalo de la propia naturaleza!
Jules sonrió con alegría ante este descubrimiento y agradeció a la naturaleza su regalo sorpresa. A partir de entonces, cada vez que Jules se ponía su viejo y gran abrigo, la gente le preguntaba por qué parecía mucho más grande que antes, y con gran orgullo Jules les contaba cómo la naturaleza le había hecho un regalo de crecimiento tan increíble.
La moraleja de esta historia es sencilla: nunca subestimes lo que la naturaleza puede hacer o darnos, porque a veces también pueden ocurrir cosas increíbles cuando menos lo esperamos.
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