Había una vez un niño que se llamaba Pequeño Azul. Sólo tenía cinco años y vivía con sus padres en una granja del campo.
A Little Boy Blue le encantaba explorar el exterior y un día decidió ir de aventura al bosque cercano a su casa. Mientras caminaba por el bosque, observó algo brillante que sobresalía de debajo de unas hojas en la base de un árbol. Se agachó y lo recogió: ¡era una vieja trompeta de latón!
El Pequeño Azul no perdió el tiempo, se la llevó rápidamente a los labios y sopló tan fuerte como pudo. El sonido que salió de ella le llenó de alegría, ¡tanto que no se dio cuenta de lo fuerte que sonaba en todo el bosque!
Pronto empezaron a aparecer todo tipo de animales de sus escondites a su alrededor: conejos que saltaban alegremente, ciervos que brincaban con alegría, pájaros que piaban con fuerza, ardillas que correteaban curiosas, zorros que corrían alocadamente… Incluso los osos salieron de sus madrigueras y se pusieron a bailar con todos los demás.
¡El Pequeño Azul se había hecho muy popular entre todas estas criaturas en tan poco tiempo! Estaban tan contentos con la presencia del pequeño que le invitaron a tomar el té esa misma tarde. Pero antes de marcharse, el Pequeño Niño Azul guardó su recién encontrado tesoro en el bolsillo, sin querer que nadie más que él se hiciera con él.
Esa noche, después de la cena, el Pequeño Azul estaba deseando volver a salir al exterior y encontrar más cosas que explorar en la naturaleza, ahora armado con curiosidad y música. Y salieron juntos de la mano hacia nuevas aventuras…
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