Había una vez una niña llamada Lola que siempre parecía estar triste. Sus padres lo habían intentado todo para hacerla feliz, pero nada funcionaba.
Un día, mientras paseaba por el parque, Lola tropezó con un viejo sombrero tirado en el suelo. Lo cogió y se dio cuenta de que tenía escritas las palabras «Sombrero Feliz» con letras de colores brillantes. Intrigada y emocionada por este hallazgo, se puso el sombrero en la cabeza y de repente se sintió más feliz que nunca.
A partir de ese día, Lola decidió llevar su nuevo Sombrero Feliz a todas partes: en el colegio, en casa jugando con sus amigos o paseando por el parque.
Pronto se corrió la voz sobre el sombrero mágico de Lola, que animaba a la gente independientemente de dónde estuviera o de su estado de ánimo. Todo el mundo quería tener uno para sentirse tan feliz como Lola cada vez que se ponía el Sombrero Feliz.
La noticia acabó llegando hasta los rincones más alejados de la ciudad y más allá: ¡a todo el mundo le gustaba llevar un Sombrero Feliz y sentirse alegre todo el día! Así que si alguna vez te sientes triste, ¿por qué no pruebas a ponerte tu propio Sombrero Feliz?
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