Había una vez una mamá ganso muy sabia que vivía con sus polluelos en un estanque cercano a la linde de un bosque. Todos los días, ella y sus crías se paseaban por el estanque buscando comida y viviendo aventuras. Un día, mientras exploraban su nuevo hogar, oyeron un sonido desconocido procedente del bosque: era el sonido de algo que se deslizaba entre la maleza. Los jóvenes gansos empezaron a asustarse y se acurrucaron junto a su madre para protegerse.
Mamá Ganso no se dejó llevar por el pánico como sus hijos; en su lugar, utilizó la cabeza para pensar en formas de protegerlos de lo que pudiera estar acechando en las sombras de aquellos árboles. Sabía que si esa criatura quería hacerles daño, tendría que pasar primero por ella. Así que mamá ganso extendió sus alas para que todas sus crías pudieran esconderse bajo ellas: ¡ningún depredador podría pasar por encima de esas fuertes alas!
El extraño ruido se fue acercando hasta que, finalmente, un viejo zorro salió al claro de la orilla del lago. Se detuvo al ver a mamá ganso con tantas cabecitas asomando por debajo de sus plumas. El zorro parecía confuso y empezó a hablar en voz baja «Buenas noches, señora ganso… No pretendo hacer daño… Pero mamá ganso no se dejó engañar ni un ápice por sus artimañas; simplemente dijo: «¡No puedes comerte a mis bebés! Debes encontrar tu propia comida en otro lugar».
El zorro parecía avergonzado, pero antes de marcharse dio las gracias a mamá ganso por ser tan sabia, y observó el valor que había tenido un pájaro tan pequeño para enfrentarse a él de ese modo. Después de despedirse, se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad de la noche, dejando a mamá ganso y a los corderos detrás de su hogar una vez más.
A partir de entonces, cuando alguien preguntaba por mamá ganso y, hablando con respeto, siempre decían: «En efecto, es un pájaro estupendo». Y a partir de entonces vivió felizmente con sus hijos, aprendiendo del ejemplo de su madre que vale la pena confiar en sus instintos y ser valiente, especialmente cuando se enfrenta a la adversidad.
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