Había una vez un conejito llamado Conejo. Se acababa de mudar a un nuevo colegio y se sentía muy nervioso. Todo el mundo parecía tan diferente de los amigos que había dejado en su antiguo colegio y no estaba seguro de cómo encajar.
Un día, durante el recreo, Conejo se dio cuenta de que todos los demás niños estaban jugando a un emocionante juego de pillar. Quería participar, pero se sentía demasiado tímido y le daba miedo hacer nuevos amigos. Mientras los observaba jugar, Conejo se dio cuenta de algo interesante: ¡uno de los jugadores parecía salir siempre ganador! Decidió que si conseguía ganar este juego, todos le querrían más que ahora.
Conejo se armó de valor y se unió a la siguiente ronda de juego. Para su sorpresa, ¡no tardó en alcanzar a todos los demás! ¡Su velocidad fue suficiente para convertirse en el ganador del primer puesto de todos los jugadores!
Los demás niños estaban asombrados por la habilidad de Rabbit, sobre todo porque era la primera vez que jugaba con ellos. Incluso empezaron a animarle a lo largo de cada ronda posterior cada vez que parecía que Rabbit podía volver a atrapar a alguien o librarse de ser marcado.
A partir de entonces, Rabbit siempre quedaba en primer lugar cuando jugaban juntos al pilla-pilla en el recreo del colegio, ¡así como en cualquier otro juego que probaran después! Con el tiempo, los demás niños se encariñaron con Rabbit por su confianza en sí mismo y su valentía, rasgos que le ayudaron a convertirse en su líder a través de la amistad y no sólo de la competición.
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