Érase una vez, en el reino mágico de Gondor, una hermosa princesa llamada Belle-Etoile. Era muy querida por todos los que la conocían y siempre tenía una sonrisa en la cara que podía iluminar cualquier habitación.
Un día llegó al castillo la noticia de que un malvado hechicero había secuestrado al Príncipe Encantador de otro reino. La princesa Belle-Etoile estaba decidida a salvarlo y partió en su búsqueda con nada más que valor y bondad para guiarla.
En el camino conoció a una vieja hada que aceptó ayudar a rescatar al príncipe si Belle-Etoile realizaba tres tareas por ella: encontrar tres ingredientes mágicos escondidos en lo profundo del bosque, traerlos de vuelta sin que nadie ni nada los viera y hacerlo todo antes de la puesta de sol.
Belle-Etoile aceptó valientemente el reto y se adentró rápidamente en el bosque.
El primer ingrediente estaba custodiado por una gigantesca tela de araña tan gruesa que bloqueaba la mayor parte de la luz del sol que atravesaba sus hebras; sin embargo, la princesa Belle-Etoile consiguió atravesarla ilesa gracias a su rapidez mental (¡y mucho valor!). El segundo ingrediente se encontraba dentro de una cueva llena de murciélagos, lo que parecía una perdición segura hasta que nuestra heroína hizo uso de una de sus cualidades más bondadosas, la paciencia, ya que acabaron volando cuando ella esperó tranquilamente a que abandonaran su hogar. Finalmente, tras horas de búsqueda en el suelo del bosque, encontró lo que a primera vista parecía una flor normal y corriente, pero bajo ese pétalo aparentemente inocente había algo mucho más poderoso: ¡El tercer ingrediente mágico!
Con estos preciados objetos guardados en una mano y a pocos minutos de la puesta de sol en otra, la princesa Belle-Etoil corrió hacia la civilización con la esperanza de llegar a tiempo a la celda del Príncipe Azul… Y justo cuando la noche empezaba a besar lo que quedaba de luz, ¡nuestra heroína llegó por fin victoriosa! Utilizando cada uno de los objetos que nuestra amiga hada le había dado esa misma mañana, y con toda la fuerza que llevaba dentro, la princesa Belle Etoil abrió las cadenas del Príncipe Encantador y lo liberó de sus captores para siempre.
Después de compartir historias durante la cena sobre sus aventuras (¡con todo el mundo escuchando atentamente!) ambos héroes volvieron a salvo
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