Había una vez una hermosa princesa que vivía en un castillo. Todos la querían y tenía muchos amigos. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su castillo, se encontró con una criatura inusual: ¡era una maravillosa oveja! La oveja se dirigió a la princesa y le preguntó si quería acompañarla en una aventura.
La princesa no pudo resistirse a tal oferta, así que aceptó. Juntos se alejaron de la seguridad del castillo y se adentraron en tierras desconocidas llenas de criaturas misteriosas. A lo largo de su camino se encontraron con hadas y otros seres mágicos que les advirtieron del peligro que les aguardaba, pero aun así se aventuraron juntos hasta que por fin llegaron a su destino: una vieja torre abandonada en lo alto de una colina que dominaba vastas tierras.
Dentro de esta torre residía una bruja malvada que había robado algo muy valioso a la princesa: ¡su propia libertad! Pero por mucho que lo intentara, incluso con sus poderes mágicos, la malvada bruja no pudo arrebatar el valor ni la determinación que ardían en el corazón de la valiente joven. Con la ayuda de su nueva amiga -la maravillosa oveja-, encontró la forma de burlarlo a cada paso, de modo que finalmente recuperó su libertad y escapó de vuelta a casa sana y salva.
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