Érase una vez una reina hermosa y bondadosa en el reino de Esmeralda. Tenía una hija, la princesa Adelina, que era tan bondadosa como su madre.
Un día, cuando salían a pasear por sus jardines reales, oyeron un rugido inesperado detrás de ellas. ¡Era un león brujo! La bruja había sido enviada por el Rey Malvado para capturarlas y llevarlas a su castillo.
La reina y la princesa estaban aterrorizadas, pero por suerte la ayuda llegó en forma de una simpática rana que había saltado en su camino. Se ofreció a ayudarlas a escapar si podían subirse a su lomo y las llevaría lejos del peligro.
La Reina le abrazó agradecida antes de que ella y Adelina se subieran a su resbaladizo lomo verde con cierta dificultad debido a sus pesados vestidos. La rana saltó al aire con tanta fuerza que se sintió como si volara. Voló por encima de las tierras de Esmeralda hasta que, finalmente, llegó a la seguridad de un viejo castillo abandonado, lejos del peligro.
¡Pero sus problemas aún no habían terminado! ¡Nada más llegar a las puertas del castillo, se encontraron con el ataque de dos dragones que lo custodiaban ferozmente! Afortunadamente para nuestros héroes, esta simpática rana no era un anfibio cualquiera: ¡hizo acopio de toda su fuerza antes de desencadenar fantásticos poderes mágicos que hicieron que ambos dragones desaparecieran instantáneamente!
El dúo, aliviado, le dio las gracias antes de entrar sano y salvo en el interior, donde descubrieron que el castillo albergaba a muchas otras criaturas que buscaban refugio como los elfos, las hadas, los unicornios, etc., y que vivían pacíficamente entre sus muros bajo una gran protección gracias a nuestro valiente amiguito: ¡La Rana Amiga!
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