Érase una vez, en la lejana tierra de Gosh, una raza de criaturas mágicas llamadas Glugs. Los Glugs eran pequeños y juguetones, con ojos enormes y largas orejas que podían oír hasta el horizonte. Tenían un encanto que hacía que todos los que se encontraban con ellos se sintieran especiales y en paz.
A los Glugs les encantaba explorar su entorno, buscando nuevas aventuras cada día. Todas las noches se reunían en torno a la hoguera y escuchaban las historias que les contaba su sabio anciano sobre todo tipo de cosas: desde mitos antiguos hasta historias de valientes guerreros que luchaban por la justicia.
Una historia en particular era especialmente popular entre los Glugs: se trataba de cómo surgieron en Gosh hace muchos años, cuando dos poderosos magos lanzaron un hechizo sobre un grupo de piedras que encontraron cerca de un lago en lo profundo del bosque. Estas piedras cobraron vida al ser tocadas por la magia y pronto se transformaron en pequeñas criaturas llenas de vida.
Este poema encantado se sigue cantando hoy en día en todo Gosh cada vez que se necesita recordar de dónde vienen;
«¡Oh, estos maravillosos pequeños bichos tan libres/Desplazándose por esta tierra con alegría!/Con alas o pezuñas o patas o pies/Un viaje nunca termina de completarse!/En cuevas o árboles hacemos nuestros hogares/Cantamos en medio de estas tierras como poemas»
A todos les encanta escuchar esta canción porque les recuerda que, independientemente de los obstáculos que les aguarden, siempre se tienen unos a otros para apoyarse y el hogar siempre estará cerca esperándoles con los brazos abiertos.
Los Glugs son símbolos muy queridos no sólo dentro de Gosh, sino también más allá de sus fronteras: dondequiera que la gente se sienta perdida o sola, cantar esta canción puede ayudar a recordarles que todavía hay belleza en la vida si te tomas tiempo para apreciarla.
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