Había una vez tres cerditos que vivían con su madre en una acogedora casita. El primer cerdo se llamaba Pedro, el segundo cerdo se llamaba Pablo y el tercero se llamaba Felipe.
Un día su madre les dijo: «Queridos, ya es hora de que os vayáis de casa y encontréis vuestros propios lugares para vivir». Así que salieron al mundo.
El primer cerdo se encontró con un poco de paja y decidió que ésa sería su casa. Rápidamente construyó una pequeña casa de paja y pensó que le había ido bastante bien. Sin embargo, poco después llegó un lobo feroz que resopló y resopló en su puerta hasta que se abrió. Pero, por suerte, el pobre cerdito consiguió escapar por una ventana antes de que el lobo pudiera atraparlo.
El segundo cerdo encontró unos palos cerca, así que decidió que serían una casa aún mejor que la de paja. Así que se puso a construir su casa de palos, pero, por desgracia, no tardó en llegar el mismo lobo feroz de siempre, que resopló y resopló hasta que su puerta se abrió de golpe. Por suerte, una vez más, el astuto cerdito escapó por otra ventana antes de ser atrapado por el lobo.
Pero cuando llegó el momento de construir su propia casa, Felipe sabía lo que había que hacer: optó por los ladrillos en lugar de la paja o los palos, ya que parecían materiales mucho más fiables para la construcción; algo lo suficientemente fuerte como para que, por mucho que los viejos lobos molestos resoplaran, nada pudiera derribar sus paredes. Y así, Phillip trabajó diligentemente durante todo el día, colocando cada ladrillo cuidadosamente sobre otro, hasta que finalmente creó una casa de ladrillos de aspecto impresionante, que ni el viento ni la lluvia ni los lobos malos podrían derribar fácilmente.
Finalmente, cuando terminó, Phillip se enorgulleció de admirar su duro trabajo mientras miraba con orgullo lo que seguramente era una de las casas más seguras de los alrededores… ¡y vaya si se alegró de que ninguno de esos molestos lobos se acercara a él durante la construcción, pues de lo contrario las cosas habrían resultado muy diferentes!
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