Había una vez un pequeño pueblo lleno de gente que adoraba sus pasteles de calabaza. Todos los años celebraban una gran fiesta de la cosecha y todo el mundo compartía los deliciosos dulces que se hacían en honor a la ocasión.
Un año concreto, ocurrió algo inesperado: ¡alguien había robado todas las tartas de calabaza! Todo el mundo estaba muy disgustado porque parecía que este año nadie iba a poder disfrutar de su golosina favorita.
Fue entonces cuando los oficiales Zig y Zag intervinieron para salvar el día. Entraron en acción, haciendo preguntas por el pueblo, buscando pistas sobre quién podría haber hecho algo tan horrible.
No tardaron en conseguir algunas pistas sobre dónde podrían estar escondidas las calabazas desaparecidas. Así que salieron en busca del ladrón. A través de campos y bosques, subiendo colinas y bajando valles, ¡nada iba a impedirles encontrar esas deliciosas golosinas!
Finalmente, tras horas de búsqueda, los oficiales Zig y Zag oyeron voces procedentes de unos arbustos. Efectivamente, se trataba nada menos que de dos astutos bandidos que intentaban hacerse con todas esas sabrosas tartas. Pero gracias a nuestros dos valientes héroes fueron rápidamente detenidos y devueltos al pueblo con toda la mercancía robada a salvo.
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