Había una vez dos animales que decidieron hacer una carrera. Uno se llamaba la Tortuga y el otro la Liebre. La Liebre pensaba que podría ganar fácilmente porque era muy rápida. Pero la Tortuga sabía que, aunque no era muy rápida, podía ganar si no se rendía.
Así que empezaron su carrera. La Liebre corrió rápidamente por el camino, pero pronto se detuvo para echar una siesta a la sombra de un árbol. Mientras tanto, la Tortuga seguía caminando a su ritmo, sin descansar, ¡sin importar el calor o el cansancio que sentía! Siguió avanzando hasta que finalmente… ¡cruzó la línea de meta en primer lugar!
¡La Tortuga había ganado! Aunque no era tan rápida como la Liebre, al no rendirse y seguir a pesar de ser lenta y constante, ¡había conseguido cruzar la línea de meta antes que él! Todo el mundo aplaudió su increíble logro y la felicitó por haber ganado una carrera tan increíble.
La moraleja de esta historia es: no te rindas nunca por muy difíciles que parezcan las cosas: puedes hacer cualquier cosa que te propongas si sigues esforzándote al máximo cada día; ¡incluso algo como vencer a alguien más rápido que tú en una carrera!

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