Érase una vez, en un reino lejano, una joven llamada Ayla. Era valiente y de fuerte voluntad, con grandes sueños de crear un ejército que pudiera luchar contra el malvado que había iniciado recientemente una guerra.
Ayla sabía que necesitaba algo más que su propia fuerza para conseguirlo, así que salió al campo para encontrar guerreros que estuvieran dispuestos a unirse a su causa. En todas partes le decían que era imposible que una sola persona creara un ejército, pero Ayla se negaba a perder la esperanza.
Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con dos valientes muchachos que llevaban fajas rojas en la cintura. Eran los Guerreros del Fajín Rojo, conocidos en todo el país como unos de los luchadores más valientes y Ayla supo inmediatamente que si alguien podía ayudarla a conseguir su objetivo serían ellos.
Los Guerreros de la Faja Roja aceptaron unirse a Ayla en su misión y pronto crearon todo un ejército formado por hombres y mujeres valientes de todo el reino. Las fuerzas aumentaron cada día hasta que finalmente estuvieron preparadas para la batalla contra su adversario: ¡el hombre malvado que había iniciado esta guerra en primer lugar!
Con valor en sus corazones y determinación en sus rostros, el ejército de Ayla avanzó hacia la victoria, demostrando una vez más que incluso una pequeña voz puede marcar una gran diferencia cuando se enfrenta a probabilidades insuperables.

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